Las cebollas aportan numerosos beneficios a la salud, desde prevenir el cáncer y los accidentes cerebrovasculares hasta aliviar el dolor de la artritis y mantener una buena digestión. Cocinar con cebollas puede ser algo emocionante pero no tanto como para sollozar por esto.

Parecería algo sencillo, pero hasta 2002 no se consiguió desentrañar el proceso químico que lo provoca. Entonces ¿por qué lloramos al partir cebolla?

Los culpables de tanta son dos elementos de este vegetal: una molécula, trans-(+)-S-(1-propenil)-L-cisteina sulfóxido, y una enzima, alinasa, que se desprende al partir la cebolla. La unión de estos ingredientes crea propanotial que en contacto con el agua encargada de mantener los ojos húmedos genera ácido sulfúrico, muy fuerte, que daña la membrana conjuntival de la superficie ocular. Los ojos se protegen haciendo todo lo posible por diluirlo con más agua, es decir, con más lágrimas.

Existen varios trucos para evitar el lagrimeo como humedecer la cebolla mientras la cortas y con un buen cuchillo y muy afilado, ya que si hacemos un corte fino y preciso desgarraremos menos capas de cebolla que si usamos uno poco afilado que al cortar machaque, desgarre o aplaste la capa que corta.

Si te lloran mucho los ojos y no es por pelar cebolla acude a tu óptico optometrista.

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