Tiwi vio la luz, literalmente, en un viaje a Tanger. Su joven fundador, Guillermo Casar, se fue de mochilero donde conoció a una mujer a la que le cambió la vida. Padecía fotofobia, así que Casar no dudo en regalarle sus gafas de sol. De esa experiencia catártica surgió la iniciativa de colaborar con una ONG.

Pero antes de lanzar el producto quiso seguir investigando, así que testeó a sus amigos residentes en diferentes continente.  Desde el nombre de la marca, que es una isla australiana, hasta los nombre de cada modelo, los planetas en francés, el viaje está garantizado. La marca estaba destinada a recorrer el mundo, tal y como hizo su fundador, por lo que apuesta por la  internacionalización.

A los tres meses de empezar, una óptica española se interesó en la marca. Pero Tiwi es muy selectivo con las tiendas en las que se distribuye, incluso después de estar en el desfile de la diseñadora Pol, en la Madrid Fashion Week.

Guillermo Casar defiende que las gafas de sol son como la mirada: muy personal. Se quiere alejar de las modas, de ahí surgió la idea de personalizarlas.  El cliente elige la forma, el color de la montura, del cristal, el cordón y, por último, lo mejor: que pueden poner sus iniciales, su nombre o incluso una frase.

Vamos a dejar que el protagonista sea la persona que las lleva

– GUILLERMO CASAR

Una alternativa visual única para cada uno, al igual que sus precios. Un viaje a una mirada interior que se reflejará en tu estilo.