En verano disfrutamos del agua para bajar nuestra temperatura y con frecuencia olvidamos las consecuencias que puede tener en nuestra visión los baños en la piscina o en el mar, ojos rojos. Descubre cómo podemos disfrutar con seguridad de una actividad tan recomendable.

Ya no hace falta recordar el uso de una crema solar con protección adecuada para evitar los estragos del sol. Pero parece que olvidamos que los baños estivales pueden terminar provocando una conjuntivitis, acompañada de quemazón, picores, enrojecimiento.

Conjuntivitis y otras dolencias

Exponerlos a la sequedad del aire y al agua del mar o de las piscinas puede desembocar en diversos problemas oculares, entre los que la conjuntivitis destaca por su frecuencia. La conjuntivitis es una inflamación o infección de la conjuntiva que puede estar causada por virus o bacterias o deberse a una reacción alérgica a agentes irritantes, entre ellos, el cloro y otras sustancias químicas de las piscinas, o la sal y las bacterias presentes en el agua del mar y de los ríos.

En un primer momento, si los ojos se enrojecen levemente, debemos lavar con suero fisiológico y aplicar gotas de lágrima artificial, pero si las molestias persisten o existen otros síntomas, debemos acudir al oftalmólogo para que evalúe el estado del ojo y efectúe un diagnóstico médico.

Agentes dañinos

Los mayores enemigos para los ojos durante el verano son el sol, por la radiación ultravioleta; el agua de las piscinas, el mar o los ríos, que puede producir irritaciones e infecciones oculares, y el calor, ya que las altas temperaturas hacen que aumente el uso de aires acondicionados, climatizadores y ventiladores, que incrementan el riesgo de padecer el síndrome de ojo seco.

La exposición excesiva a los rayos ultravioletas puede acarrear serios problemas oculares, con el tiempo pueden desembocar en graves afecciones:

  • Visión borrosa.
  • Inflamación superficial de la córnea.
  • Irritación, enrojecimiento.
  • Sequedad ocular.
  • Fotofobia.
  • Cataratas.
  • Afectación macular o degeneración macular (DMAE).

Es fundamental conocer cuáles son las causas de estas reacciones alérgicas para tratar de evitarlas. Visitar a nuestro oftalmólogo de confianza nos permitirá determinar el origen y nos informará con detalle de cómo mitigar sus efectos. Si sabemos que es el polen el desencadenante, debemos evitar exposiciones al exterior a primera hora de la mañana y a última de la tarde que es cuando mayor concentración se produce. Si tenemos que salir, es conveniente llevar unas gafas de sol para evitar el contacto con el polen. La exposición a corrientes de aire como ventiladores o conducir con las ventanillas bajadas aumenta el riesgo de que nos afecte con intensidad. Es importante que las plantas con flores no estén en el interior de la vivienda.

Frotarse los ojos puede dar sensación de alivio, pero en realidad aumentarás la irritación. Usa un paño frío si necesitas calmar la zona, pero recuerda que es tu oftalmólogo quien te hará un diagnóstico adecuado y te dará un tratamiento eficaz.

Todos son problemas demasiado frecuentes en verano por su falta de previsión. Es un tema olvidado tanto dentro como fuera del agua, también se tiene que usar la protección adecuada a la hora de jugar a todos los deportes que se desarrollan en el exterior cuando llega el verano.

Algunas recomendaciones

  1. Evitar el contacto directo de los ojos con el agua de las piscinas, del mar y de los ríos utilizando gafas para nadar y bucear con filtro protector.
  2. No tocar o frotarse los ojos, especialmente cuando ha estado en contacto directo con el césped o la arena.
  3. Lavarse las manos con frecuencia.
  4. Cambiar las toallas diariamente y procurar no compartirlas con otras personas.
  5. Ducharse al salir del agua.
  6. No bañarse con lentillas.
  7. Utilizar humidificadores.
  8. Mantenerse hidratado interna y externamente.
  9. Evitar la luz directa y prolongada protegiendo nuestra mirada con gafas de sol homologadas, adquiridas en ópticas, para protegerse de la radiación ultravioleta, el polvo y otras partículas en suspensión.
  10. No usar los cosméticos de otra persona ni demás objetos para el cuidado personal.
  11. Si tienes alguna alteración, irritación o malestar consulta tu oftalmólogo.

Utilizar gafas de protección que se ajusten perfectamente para evitar incidentes que pueda terminar con la gafa rota o con un resultado peor en la propia persona. La piel y los ojos son las partes que más sufren las consecuencias del verano, y a pesar de su vital importancia para nosotros olvidamos protegerlos adecuadamente con sencillos pasos para evitar futuros problemas.

Más vale prevenir que curar

Fuentes: